Me hizo mucha ilusión encontrar en Associated Press un artículo sobre la vuelta de las máquinas de escribir. No se trata de una moda ya impuesta ni establecida. No, tranquilos, no tendréis que ir corriendo a comprar una para ser modernos. De momento. Me hizo ilusión encontrar que sigue habiendo gente que usa máquinas de escribir en estos tiempos digitales donde lo analógico parece haber perdido la batalla.
Siempre me gustó escribir. Me gusta escribir. Y creo que me gustará muchos años más escribir. Me sirve de desahogo, para expresar, para narrar, para contar. Empezó muy pronto, y las máquinas de escribir estuvieron presentes en esos inicios. Eran ya tiempos en los que muchos compañeros presentaban sus trabajos de clase en el colegio con ordenador. No era la tónica. Algunos lo hacían a mano, otros a ordenador. Pero yo decidí hacerlos a máquina de escribir. Adivinad quién llamaba la atención de los profesores.
Escribía a máquina, hacía equipos de fútbol, plantillas de ensueño con sus datos (nombres, precios, equipos...) y luego los analizaba sobre el papel dejándome llevar por un mundo de fantasía que siempre me ha acompañado, para bien o para mal. Tengo buenos recuerdos de mi máquina de escribir, es cierto, esa es la verdad.
Es por ello que me ha hecho ilusión ver que hay centros, bares, cafeterías, que sirven de punto de encuentro de escritores que siguen usando estas herramientas de escritura. Todos sabemos que lo vintage está de moda, por muy contradictorio que pueda parecer. Sí, y las máquinas de escribir volverán a estar de moda en el justo momento que alguna empresa vea cifras verdes, ingresos, beneficios. Y no se olviden de los hipsters. Ellos nunca nos fallan.